domingo, 2 de enero de 2011

Aquellas mañanas frias de invierno

Ya hace algunos años que no corro en ningún cross y la verdad es que mucho no los echo de menos. Tengo muchisimos recuerdos de las épocas en las que parte de la temporada transcurrís por los pueblos más fríos de Catalunya, Vic, Manresa, etc..

Si cierro fuerte los ojos, recuerdo a mi padre despertándome y al levantarme viéndole tomándose el café, que tanta falta le hacía, lo que ha llegado a soportar mi buen padre por llevar a su hijo a correr, mi madre era más perezosa y alguno si que había ido, pero mi padre no se los perdía, o mejor dicho, estaba obligado a no perdérselos, sino, me los perdía yo también.
En la Vanette blanca, que aquello era más lento que un desfile de caracoles y allí marchábamos los dos, intentando que yo no me durmiera, para poder llegar despejado a destino, pero me era casi siempre imposible, recuerdo que la mayoría de veces cuando habría los ojos, ya estaba mi padre buscando aparcamiento en alguna explanada cercana.
Con el tiempo le vas dando importancia a las cosas, es unas de las consecuencias de crecer y hoy, y mira que me gustaba que mi padre viniera a verme correr y aunque a veces era muy crítico con mis carrera demasiado pronto, era como que yo sabia que por lo menos uno, una persona entra todas las que había allí viendo el cross, estaba pendiente de mi, y me hacia fotos, y que fotos! (y algún video) de echo hay varios álbumes por casa con mis temporadas completas, un recuerdo que todo el mundo debería tener, a lo que iba, pues con el tiempo, y compitiendo infinitamente menos que antaño, aún me sigue gustando que mi padre (o mi familia en general) pero en especial, él, venga a verme correr, pero jamás le volvería a hacer pasar el frío y el sueño que le hice pasar durante muchos años.



Porque cuando uno va a competir, entra en calor, y sino se va a calentar y padre se queda allí parado con las cosas, llegas y él recuerdo que siempre, siempre, siempre, me ataba las zapatillas y yo le decía siempre de broma "cuando vaya a alguna olimpiada tendrás que bajarme a la pista a atarmelas", ojalá hubiera podido hacerse realidad, y al levantarse yo ya estaba listo para ir hacia la salida y el esbozaba su "venga eh!" y se daba la salida.
El cross podía ir mejor o peor, pero el siempre buscaba algún sitio estratégico donde poder hacer buenas fotos y donde casi siempre no había nadie y era donde más necesitabas una palabra de aliento y escuchar aquellas frases míticas de nuestro atletismo "el de alante tuyo va muerto!", "vas muy bien eh vamos vamos!" "ale, ale venga a ritmo!" y que tanta falta me hacían en ese momento.
Quizás el momento más doloroso fue el día que me torcí el tobillo en el cross de, si no recuerdo mal, Llodio, o era Lasarte? No recuerdo, el caso es que me tuve que retirar, nos cruzamos España para ir a correr un Cross a Bilbao y no lo acabé...son cosas que pasan, esta claro, pero mucho sacrificio económico y anímico tirado por la borda y por eso no me gustaba retirarme, de hecho casi nunca lo hacia.



Y al llegar, allí estaba, cerca de la linea de meta con la chaqueta del chándal para que no cogiera frió y juntos íbamos hacia donde estaban todos los padres de los compañeros a acabar de tomar un poco de aire, vestirme para descalentar y ayudarme a estirar.
La gran mayoría de veces me esperaba para el mejor momento de la mañana, el bocadillo de buti (butifarra), que nos comíamos uno cada uno y nos sentaba que ni a Dios, y así pasamos la gran mayoría de las mañanas de los Domingos de los findes de semana de mi infancia, en los que ya con 28 años, echas la vista atrás y ves que han sido en los que más has aprendido, pero sobretodo en los que te has dado cuenta de que él siempre ha estado allí, para darte el primer y el último aliento que siempre has necesitado.

Y por eso le dedico, hoy, este humilde blog desarraigado, en el día de su cumpleaños.



P.d. Cabe dar por supuesto, que a la vuelta de los croses, aunque intentaba no hacerlo, volvía a dormirme..

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2 comentarios:

  1. Claro que me acuerdo de aquellas mañanas de invierno, de los madrugones y de las mojaduras.... pero tambien me recuerdo de llevar la furgoneta llena de críos a los que sus padres no acompañaban por ser domingo y tener que dormir... y de las comilonas que hacíamos despues de las competiciones con los demás del club que fueron como nuestra familia durante todo ese tiempo.... ¡pero que recuerdos tan buenos!!!
    Pero es hoy cuando leo lo que acabas de escribir que me siento recompensado y que se que todo aquello no fue en vano, porque todas las cosas tienen el valor que se les da y veo que para tí sigue teniendo el mismo valor que yo le daba en aquellos días.
    Gracias hijo, seguramente algún día serás tu el que tenga que madrugar y pasar frío...entonces verás que hermoso es.
    Un abrazo.

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  2. Recuerdo haber compartido alguna de aquellas frías mañanas en aquella Vanette blanca camino de algún cross y escuchando a Los Suaves. Qué buenos recuerdos. No existían los GPS, pero no nos perdimos ni una vez. Un fuerte abrazo Roberto!!!
    P.D. A ver si nos vemos pronto (quizás en Bomberos, prepárate Santito jejeje)
    Javi

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